Maguemati Wabgou: Un profesor que llegó para aportarle a Colombia
Cuando el profesor y sociólogo africano Maguemati Wabgou llegó a Colombia tenía unas ideas bastante rígidas sobre la formación, ideas que ha ido perdiendo a lo largo de los años para adquirir un bagaje positivo en torno a las costumbres de nuestro país, lo cual le ha permitido llegar a otros lugares y encontrar nuevas cosas para ir adaptándose y lograr presentarse mejor ante la sociedad; todo esto lo ha podido ir incorporando a su personalidad poco a poco.
Con la idea de presentar una ponencia sobre los hitos de la migración y que se pudiera dar de una manera mayormente conversada con los jóvenes asistentes de la mañana del 22 de octubre, Wabgou se dirigió al micrófono y con voz fuerte y con firmeza empezó a decir “Es necesario que nosotros desde ya empecemos a diferenciar entre un inmigrante y un desplazado” y para continuar pidió a alguien del público que le explicara la diferencia que había de las dos palabras.
Muy motivados y con seguridad, quienes se encontraban ocupando las sillas del auditorio respondieron a dos o tres preguntas que hizo nuestro invitado durante su charla. Afirmando con la cabeza a ciertas cosas puntuales que decía Maguemati y que llamaba la atención de los presentes, transcurrieron casi dos horas donde se recalcó que la principal problemática que se presenta actualmente en el tema migratorio es el de la explotación ambiental
Para Natalia Camacho, estudiante de periodismo son importantes las palabras de Maguemati Wabgou porque también piensa que las causas de las migraciones no se dan solamente por la economía, también existen otras situaciones que influyen en ello, “básicamente lo que me atrapó de la charla fue cuando él hablaba de los temas religiosos que muchas veces se tienen en cuenta para estudiar éste tipo de migraciones que existen, también las problemáticas del medio ambiente; él al principio hablo de las migraciones por cataclismos y desastres naturales” Natalia Camacho, estudiante de Periodismo.
Cabe resaltar que en esta versión número 14 del Festival han llegado estudiantes de Comunicación Social y Periodismo que, impulsados por los profesores del área de periodismo, buscan hacer notas sobre el Cinexcusa como ejercicios de clase e incuso para ser publicados en el periódico de la universidad.
Cinexcusa se ha convertido en una excusa no solo para conocer sobre cine y ampliar conocimientos en torno a las diferentes temáticas que se presentan, también se le atribuye la inspiración que toman los estudiantes de carreras como literatura y periodismo para escribir y publicar artículos del interés de los neivanos.
“Los seres humanos buscamos permanentemente la manera de sobrevivir. Uno puede reinventarse en el contexto que se encuentra afectado político y socialmente” Maguemati Wabgou.
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La gran noche del Cinexcusa
Llegó la noche y con ella la inauguración de la versión 14° del Festival de Cine de Neiva CINEXCUSA y su tema central, Migraciones. Mientras las personas iban ingresando al auditorio central de la universidad Surcolombiana, en las pantallas se podían ver como el cronometro hacía conteo regresivo para iniciar con un resumen de lo que fue el Festival en su versión anterior.
Con el auditorio casi lleno sobre la parte baja y unos cuantos estudiantes en el alta, el maestro de ceremonia le dio inicio a la noche; primero el himno a nuestra alma mater, seguido de las palabras del Rector de la misma, quien recalcó el trabajo y la trayectoria de los organizadores del festival durante 14 años en la institución.
Con una invitación a ponernos en los zapatos del otro, Hernando Flórez codirector del Cinexcusa inició contextualizando un poco sobre el por qué el tema de las migraciones y agradeciendo nuevamente a todo el equipo que se encuentra detrás del Festival y a las personas que anualmente se ponen la cita para participar en el Cinexcusa. Para finalizar, Bladimir Salazar, funcionario de la Alcaldía de Nieva, reconoció que el Cinexcusa es un reto para todos los neivanos, destacando la labor que han realizado los directores desde hace 14 años, cuando iniciaron un pequeño club de cine en las ágoras de la universidad.
Sobre las 7 pasadas el maestro de ceremonia le dio paso al invitado de la noche, Santiago Gamboa quien recalcó que las migraciones le parecen un tema fascinante, ya que él también es migrante. “Mi caso no fue un caso de migración por violencia ni por situación económica, quería alejarme de una especie de zona de confort.” De igual manera dio a conocer el valor de que le representa a él la universidad pública, pues es hijo de docentes pensionados de la Nacional y se auto-denominó hijo de la Universidad Pública.
Como buen escritor, Gamboa decidió leer al público unas palabras escritas por él, “Ciudad y Exilio”, allí habla de cómo aprendió sobre “el arte de la supervivencia” en sus travesías por distintas partes del mundo. Durante una hora y 20 minutos el escritor atrapó la atención de todos los asistentes de la inauguración del Cinexcusa e incluso, se pudo notar como tiempo después de su inicio las personas seguían llegando a llenar las pocas sillas vacías que tenía el auditorio.
Andrés Sánchez, estudiante de lengua Castellana y asistente del Cinexcusa en su 14° versión, nos dio a conocer su interés en la manera en que Gamboa muestra las migraciones a través de la literatura: “básicamente lo que rescato es como él de alguna manera miraba la perspectiva de la migración a partir de la literatura y de todos los diferentes momentos y lugares en que esta se presenta”.
Sus viajes por Europa y la posibilidad que tuvo de estudiar en universidades públicas de España y Roma le permitieron conocer mucho sobre la cultura europea y adoptar en cierta medida las cosas positivas de ella. Al referirse al tema de la aceptación social, resaltó la poca importancia que tiene para un europeo la posición económica del otro; “Ojalá esa influencia europea llegara a Colombia, pero estamos bajo la cobija estadounidense”.
El escritor colombiano se considera un exiliado, aunque de una manera un tanto poética. “Yo pertenezco a Bogotá, pero de una forma poética soy exiliado de ella, porque hoy esa Bogotá no es la misma.” y finalizar se escuchó una lluvia de aplausos de parte de los presentes en el Cinexcusa, Santiago se puso de pie e hizo una reverencia de agradecimiento hasta que cesaron los aplausos; Hernando Flórez se apropió del micrófono, agradeció la asistencia del público y dio la señal para el inicio de la película filandesa “El Havre: El puerto de la esperanza”, del director Akí kaurismaki.
Laura Prada
PRENSA CINEXCUSA
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“Siempre espero a que llegue el Cinexcusa”
Como es de esperarse, el nombre del Festival de cine de Neiva Cinexcusa se ha hecho escuchar por los pasillos y las ágoras de la Universidad Surcolombiana; desde estudiantes, profesores y administrativos que han sido partícipes a lo largo de 14 años y jóvenes que llegan por primera vez y tienen firmes las expectativas frente al festival en su 14° versión por su tema principal: Migraciones.
“Espero mucho esa diversidad de saberes respecto al cine que se han perdido en multitud de décadas, porque el cine se ha vuelto más un cine Holliwoodense y no un cine educativo, informativo o reflexivo frente a diversidad de situaciones que nos acontecen día a día” Boris Andrés Vargas, estudiante de Psicología.
A pesar de las largas horas de clase que trae consigo un lunes, la pereza del fin de semana y las altas temperaturas que se presentan; las ansias y la emoción por la inauguración del Festival se mantienen vivas. Desde temprano chicos y chicas se pasean por la entrada del Auditorio central “Olga Tony Vidales”, lugar donde habitualmente se lleva a cabo el Cinexcusa, para observar con mayor detalle la gama de azules que representa el cartel de esta versión del festival y obtener la programación de las proyecciones de la semana en los diecisiete escenarios del Festival en la ciudad.
Sin importar qué tanto conocen sobre el evento o sobre las migraciones, los jóvenes universitarios se enfocan en la película que se presentará en esta inauguración, donde resaltan el nombre “El Havre: El puerto de la esperanza” y de su director Akí kaurismaki. No importa la hora de inicio del Festival, no importa que tan tarde acabe, todos quieren asistir esta noche, escuchar al escritor colombiano Santiago Gamboa, ver una excelente película y ampliar sus conocimientos sobre el tema central
Para muchos, CINEXCUSA no es solo un Festival de cine, es algo que los representa como estudiantes de la Universidad Surcolombiana y como región. “Participo del Festival por todo lo que representa en la región surcolombiana, porque es un festival nacido de estudiantes de la universidad Surcolombiana y que ha tenido un crecimiento impresionante, trayendo incluso a personas de talla internacional y por las temáticas que manejan actualmente” Christian Mendoza, estudiante de Comunicación Social y Periodismo
Y mientras el movimiento en redes va reflejando la emoción y la masiva asistencia que se podría tener durante la semana, porque Neiva se ha contagiado de la fiebre del Cinexcusa, los equipos de producción, prensa y coordinadores del Festival, son los más motivados para esta noche. En medio de un ajetreo, se logra ultimar detalles; instalaciones de equipos, recibimiento a los invitados y preparación de notas para diferentes medios regionales son las actividades que se realizan en la mañana previa a la inauguración del Cinexcusa.
El 14° Festival de Cine de Neiva Cinexcusa, con su tema central Migraciones, tendrá lugar del 21 de octubre hasta el 25 de octubre y contará con invitados de lujo y proyecciones de películas por día, muchas sorpresas interesantes para los asistentes y seguidores de las redes sociales. Finalmente estarán a disposición de todo el público los diferentes escenarios en toda la ciudad donde podemos resaltar las salas de cine Royal Films, el Restaurante El Patio, el Hospital Universitario, la Universidad Cooperativa, la Universidad Uniminuto y la sede central de la Universidad Surcolombiana, donde se llevará a cabo gran parte del festival.
Laura Prada
PRENSA CINEXCUSA
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Cultura narco, bastión de consumo
Por: Juan Sebastián Arias Palomá.
Un paso adelante y con micrófono en mano, un infante de la institución Juan Sábalo High School del municipio de Garzón-academia participante en el cuarto día del Cinexcusa-toma la vocería y pregunta a Luis Miguel Rivas-invitado del Cinexcusa (vía Skype)- ¿Cómo las nuevas generaciones pueden cambiar la realidad de la cultura narco a partir de la novela o el cine?
Luis Miguel, responde que lo vital para las nuevas generaciones es florecer la semilla de la conciencia política, transformar la estética de las historias y evitar despertar la espectacularidad que refleja el narcotráfico. Ya que, la problemática radica en los escuetos procesos culturales que enaltecen la sociedad de consumo, propinando jaque mate a la cultura del progreso a través de la educación.
“El narcotráfico es un producto del capitalismo compulsivo”
Acomodándose la cabellera frecuentemente, Rivas, acota la sistematicidad de la pobre cultura regional, rebobinando que en Medellín los estereotipos son de negrilla sostenida. Por un lado, el hombre de camisa a cuadros con fino pantalón, zapatos de brillo y sombrero de palma iraca; encarna el carácter fuerte y rudo, de voz templada y chequera abrumadora. Y por el otro lado, la mujer de senos protuberantes, caderas voluptuosas, tacón alto, lunar en la boca, simboliza la coquetería en su máxima expresión. Así, seducen a una sociedad atrapada en el que dirán, menospreciando el modelo de progreso (educación) como sociedad.
“Nos preocupamos más por lo estético que lo intelectual”
Desde luego, Luis Miguel en su obra Era más grande el muerto, busca reflexionar en sus lectores el sentido de lo material como algo sobrevalorado. Tanto, que no se tiene conciencia sobre las cosas viles que llegamos hacer para conseguir dinero o vienes de lujo. Los chicos de barrio popular, media y hasta alta, piensa que el futuro es la capacidad de materializar una moto, un carro, unos tenis Nike y convivir con una mujer que robe miradas.
En síntesis, la solución está en fortalecer la educación con herramientas pedagógicas. El amor a los temas musicales, la pintura, el teatro y el cuento; son los incentivos-interactivos- con los que vinculas a un niño a conocer su realidad. El cual, interpretan su entorno, cuestionan su realidad y viven en el continuo proceso de cristalizar nuevas realidades.
“Contamos todo lo que sabemos y sabemos todo lo que contamos”
En horas de la tarde, los espectadores del Cinexcusa ya habían disfrutado de la película El Rey y se preparaban para ver Tropa de Élite. De momento, una periodista y politóloga encargada de cubrir problemáticas del sur colombiano, nos hablaría de como se deben cubrir las noticias y cual debería ser su tratamiento.
Juanita Vélez, editora de La Silla Sur-apéndice de La Silla Vacía para la región sur colombiana-cuestiona de la información de los medios tradicionales. Pues, su enfoque se ve direccionado a lo que mande la administración de turno, convirtiéndose en boletines de alta difusión.
Mujer de cabello rubio y anteojos, expuso las notas más sobresalientes que ha sacado La Silla Sur desde su instancia en el Huila (un año). Cubriendo de primera mano los acontecimientos de los departamentos como Huila, Putumayo, Caquetá etc. Siendo la voz idónea para aclarar las dudas de los presentes sobre el narcotráfico en la región.
Juanita-de Jean y tenis-con acento santafereño pronunciado, piensa qué “Duque se pegó su dosis derecha”. Congraciándose con su electorado religioso y conservador. Pero, pierde el norte de cómo debe tratar el consumo de sustancias psicoactivas para evitar el narcotráfico. Lo adecuado-para Juanita-sería implementar programas efectivos de sustitución de la hoja de coca. Cómo, por ejemplo, cooperativas que impulsen otros productos del sector alimenticio con base sostenible, industrial y empresarialmente ecológico.
Es vital-concluye Juanita- “no defender, si entender” porque muchas familias les ha tocado cultivar la hoja de coca para sobrevivir. No obstante, entra en juego la memoria histórica, traduciendo que el problema del narcotráfico es sistemático y no particular. Así, el campesino no es visto como un delincuente, sino como un ciudadano que necesita rutas de acceso a la productividad agraria.
“La violencia en Colombia no es pura, porque a través de la sangre se comunica un discurso”
Caída la tarde, después de ver la película Jardín de Amapolas, su director-Juan Carlos Melo-habló de la importancia de entender el conflicto armado como un discurso político. Para Melo, “La violencia pura hace el daño sin tener que exponerlo al escarmiento público; en cambio, cuando se viraliza el acto dantesco del conflicto, se comunica una inconformidad o problema sistemático de la sociedad”.
Melo-en voz pausada y suave, característica de su Nariño del alma-asevera que el narcotráfico no es el problema general de la violencia, sino una causa. En su película, por ejemplo, describe el desplazamiento forzado de familias que solo conocen la agricultura como método de supervivencia. Lo anterior, modifica las prácticas ancestrales de esas familias, perjudicándolas. Acto que, obliga al desterrado a rebuscarse la vida de la manera más oportuna, sin importar que sea legal o ilegal su nuevo oficio, pues el hambre y techo, no dan espera.
“En Colombia no se vive, más bien se sobrevive”
Concluyendo-Melo-utiliza el lenguaje audiovisual para mostrar las distintas caras que representan las víctimas. La idea, es fomentar crítica durante toda la cinta cinematográfica, sensibilizando al observador. Así, se entiende que la salida al conflicto está evaporando la indiferencia presente en cada uno de nosotros. Siendo el amor, clave a la hora de reconstruir nuestros principios como sociedad. Y la alteridad, como instrumento que despierte sentires propios por los afectados (víctimas) y (victimarios) que busquen un viraje plagado de esperanza. Qué, por un lado, erradiquen la violencia del cartel o la ideología, y por el otro, promuevan educación de calidad, cultura universal y equidad para todos.
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Las causas del conflicto siguen vivas: Melo
Por: Gustavo Patiño
¿Jardín de Amapolas busca contar una historia de la gente del común en el conflicto?
La historia es sencilla, no tiene grandes pretensiones, sino que lo que trata es de acercar a un público que esté alejado de lo que vivió el país y de lo que todavía se está viviendo, porque no está superado totalmente, creo que es un paso importante.
¿La película es entonces un insumo para buscar la reconciliación?
La película se hizo en otra etapa, en otro contexto, ahora las cosas son diferentes. Entonces era hasta un poco peligroso contar estas historias poniendo a los actores del conflicto tan en evidencia, era otra época. Entonces lo que se trataba era de decir ‘aquí están pasando cosas terribles’, porque si recordamos, en esa época el conflicto no tenía la trascendencia mediática que debió haber tenido. Más bien si ahora miramos al pasado, todavía no somos capaces de dimensionarlo porque no supimos de eso.
¿‘Jardín’ tiene una postura política?
Yo creo que sí hay una postura política, nada puede ser imparcial. Desde que tú decides dónde poner la cámara estás tomando ya una postura, creo que si se está diciendo ‘está pasando esto’, ‘el conflicto es algo grande’, lo que hablábamos también de la violencia, se trataba de una violencia que sí comunicaba, que sí decía quién tenía el poder y de hecho todas estas masacres dan cuenta de ello. Tenemos que seguir reflexionando sobre lo que pasó y estar siempre pendientes de estos hechos.
¿Cree que aún hay preguntas por resolver en el país desde el cine?
Yo creo que hay más preguntas que se tienen que seguir resolviendo con más películas o con más producciones artísticas. Ahorita tenemos que saber que la paz no es solamente dejar de dispararnos, las causas que hicieron que el conflicto surgiera todavía están vivas, todavía hay que atacar esas causas para que esto no sea un eterno retorno, debe haber una justicia que tiene que ser social, no de castigo porque la última suena más a venganza y eso no cura el germen de lo que está sucediendo.
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El foco en las historias entre líneas
Por: Gustavo Patiño
Con el micrófono en la mano, el niño de unos once años se dispuso a hablar frente a la webcam, “mi nombre es Juan Andrés Sáenz Mesa, estudio en el grado sexto del colegio Juan Sábalo School y mi pregunta es esta: ¿nosotros como nueva generación cómo podemos cambiar esta realidad?”. Quien estaba al otro lado de la cámara, en Argentina, era el escritor paisa Luis Miguel Rivas, quien estaba hablando de su libro ‘Era más grande el muerto’, una novela que retrata la cultura del narcotráfico en un barrio pobre a partir de la historia de dos jóvenes denominados por el autor como ‘chichipatos’, es decir, jóvenes que aunque son pobres y viven en un barrio inundado por sicarios, no se atreven a vivir la vida de sus vecinos, “las nuevas generaciones deben tener que pensar políticamente, tienes que preguntarte por qué pasan las cosas, si eres pobres te debes preguntar por qué y a partir de allí buscar las soluciones; a las nuevas generaciones le recomiendo que lean, que expandan el conocimiento”, fue la respuesta del escritor al niño.
En el conversatorio, Rivas habló de cómo intentó retratar en su libro las dinámicas culturales del narcotráfico a partir de sus personajes principales, “el libro habla de Manuel y Geovany, dos pelados que viven en ese contexto pero que no se atreven a estar en el negocio del narcotráfico, por lo que son llamados chichipatos y que siempre quisieron vestir como los sicarios que sí estaban en el negocio, entonces deciden comprar y vestirse con la ropa de los otros luego de que fueran asesinados. La síntesis de la novela es que el narcotráfico no es un asunto de narcotraficantes, sino que es cultural, es una cuestión resultado del capitalismo, donde hay unas jerarquías y pone a los chichipatos abajo en la escala social, luego de los sicarios”.
Mirar hacia la gente común
Rivas hizo énfasis en qué hay, detrás de esas grandes historias sobre el narcotráfico que se ven en los medios de comunicación, pequeñas historias que hacen parte de la realidad de la gente del común, la que vive en barrios como en los que el creció en Envigado, a dónde llegaba Pablo Escobar a repartir plata. De igual manera, Juanita Vélez, editora del portal web La Silla Sur, se refirió horas más tarde sobre las pequeñas historias que existen en las dinámicas del narcotráfico y de las que un periodista solo se puede enterar si va a conocerlas personalmente, “hemos cubierto el tema del narcotráfico desde distintas ópticas, la que más me ha gustado a mí es la de los cultivadores de coca y la lucha de ellos para dejar de ser estigmatizados. Parte de las cosas que encontramos en la reportería es la de que ellos tenían muchas expectativas frente a los acuerdos, desde los programas de sustitución y ahora hay mucha incertidumbre”.
La periodista y politóloga conversó con los asistentes al Cinexcusa de la tarde del cuarto día sobre su perspectiva del manejo de la lucha antidrogas del actual gobierno, “hemos podido encontrar tres tonos muy distintos dentro del gobierno de Iván Duque para abordar el tema del narcotráfico, está el Mindefensa insistiendo en el uso del glifosato, Minjusticia con un tono moralista y el Alto Consejero para el Posconflicto Archila defendiendo los acuerdos”. Vélez hizo énfasis en que es necesario que los periodistas tengan más instinto al momento de buscar las historias que quieren contar, “no quedarse con la rueda de prensa, no quedarse con lo que dijo el ministro e ir más allá y saber por qué lo dijo, que hay detrás, saber leer entre líneas y buscar más allá”.
Afinar los sentidos
Hizo hincapié en que es necesario buscar esas pequeñas historias que parecen estar entre líneas dentro de la información general de lo que pasa en el país, señalando que se trata de humanizar el periodismo dando a conocer, generando contexto, “uno llega y se da cuenta que no tienen cómo más vivir, les queda más fácil la pasta base en la mochila porque no hay carreteras para sacar los bultos de café. No es una cuestión que te permita defenderlos, pero sí entender las dinámicas. Lo que puedo aconsejar es que hay que salir de esos lugares comunes que hacen que uno hable de los temas desde las capitales, hay que dedicarle tiempo a ir a terreno para darse cuenta”.
Lo terrible de la guerra
De esas historias que hay en los territorios, entre líneas, y que siguen sucediendo a las personas en medio del conflicto y el narcotráfico, habla la película ‘Jardín de amapolas’ de Juan Carlos Melo, proyectada en la noche de este jueves. Una historia narrada desde la inocencia de una amistad infantil que se ve truncada por las dinámicas del narcotráfico y el conflicto armado, “la premisa de la película es lo terrible que puede ser la guerra y como afecta a algo tan transparente como lo es la infancia”.
Durante la conversación con el profesor Betuel Bonilla, Melo narró algunas de las dificultades que tuvo en el momento de producción del film, como que para poder trabajar con las amapolas tuvo que obtener las semillas de un pastel y que el primer cultivo que hizo lo perdió, por lo que tuvo que reiniciar, “fui a narcóticos a pedir un permiso para sembrar y allá el comandante me dijo ‘pero ¿cómo me va a pedir eso?, es como pedir un permiso para robar’, yo le dije que era algo cultural y me dijo ‘yo no he visto nada’”. Igualmente, el cineasta reflexionó sobre la actualidad del conflicto y cómo la violencia es una de las tantas manifestaciones de poder que existe en la sociedad, “hay un filósofo coreano que habla de que la violencia es pura cuando deja de comunicar, pero la violencia siempre comunica, la violencia es poder y la utilizan para dominar”, agregando que aunque el narcotráfico ha sido uno de los principales factores dentro del conflicto colombiano, no es el único, “el conflicto tiene múltiples factores, en él el narcotráfico es más como un combustible que se genera. Creo que es algo que todavía falta por mirar”.
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La silla vacía: otra forma de cubrir el narcotráfico
Por: Juan Sebastián Arias Palomá.
La Silla Vacía es un medio de comunicación con sede en Bogotá que empezó su trabajo periodístico cubriendo temáticas de talla nacional. Al paso de los años, La Silla se posicionó por su rigurosidad periodística. Acto que, propició la creación de otras Sillas, enfocadas en las 5 regiones del territorio colombiano. Una de esas es la Silla Sur, encargada de cubrir los hechos álgidos de los departamentos del sur como Huila, Caquetá, Putumayo, Amazonas. Por eso, el festival Cinexcusa se mantuvo en la tarea de invitar a Juanita Vélez, editora general de la Silla Sur; para indagar la perspectiva que tienen como medio independiente, y que han encontrado desde su arribo en la región.
¿Es el narcotráfico el problema principal de la violencia en Colombia?
JV: Claro que no. El problema principal es la distribución inequitativa de la tierra. Efecto qué, potencia el capital económico y adquisitivo de unos pocos dueños de las tierras-algunos de ellos expropiando a familias humildes que se ven obligadas a vender-contra más de 6 millones de desplazados que luchan por conseguir el sustento diario. Lo anterior, ha sido el caldo de cultivo de los grandes terratenientes para la formación de guerrillas liberales en busca de justicia social.
En temas de drogas ¿Ha sido oportuno el cubrimiento de los medios de comunicación de la región?
JV: Para nada, los medios en general no cuentan muchas cosas sobre el acuerdo, porque no se la juegan por el acuerdo. Descuidando la interacción mutua que debería haber entre los medios de cada región. Entonces, la lógica de la sustitución de drogas se empaña, retomando noticias terciarias como la incautación de droga en ciertos barrios y comunidades.
¿En detalle, cuál debió ser el punto de partida para cumplirle a los campesinos?
JV: Primero, con el tema de sustitución hay un retraso monumental. Partiendo que ni si quiera se ha propuesto que alimentos serían los idóneos para remplazar la mata de coca y como sería ese modelo cooperativo para sostenerse empresarialmente. Por ejemplo, el café como producto insigne para el Huila y el sur, debería ser el insumo para seducir a los campesinos incrédulos con el tema de la sustitución.
Segundo, con el nuevo Gobierno no sabemos a que atenernos. Con el regreso del uso del glifosato como pesticida, arruga la cara de todas estas familias que acompañaban la sustitución voluntaria de la coca. Y la falta de compromiso de las Farc de venir a estos territorios a pedir perdón, aumenta el número de incrédulos sobre la implementación del acuerdo.
¿Qué se ha cumplido de los acuerdos de paz de la Habana en los territorios del sur colombiano?
JV: El sur para mí es como el termómetro de los acuerdos, porque vamos muy atrasados en todo lo que corresponde a la reforma rural y sustitución voluntaria para cumplirle a las víctimas.
¿Cómo ha sido la reacción (impacto directo) con las víctimas del sur, respecto al acuerdo final?
JV: De parte de las víctimas la disposición es muy grande, porque realmente el proceso funciona y las víctimas cumplieron un roll importante en que esto avanzara; por eso no quieren que se eche para atrás lo poco-pero positivo-que se ha construido hasta el momento. Aunque, la incertidumbre crece, ya que, el reloj sigue corriendo y todo sigue igual; disminuyendo la motivación con la que empezaron. También, la falta de interés del nuevo Gobierno en fortalecer el presupuesto del proceso y el de las Farc; que se han dedicado hacer política, empobrecen los puntos de perdón y reparación, debilitando el acuerdo firmado en La Habana.
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Cacao, medio ambiente, algo de música y la voz del perdón
Por: Gustavo Patiño
Una explosiva ola de aplausos inundó el auditorio Olga Tony Vidales en la tarde del tercer día del Cinexcusa cuando ‘Kevin Salvatierra’, exguerrillero de las Farc, se dirigió con un tono franco al público y dijo “de antemano, a todas y todos los que sientan que han sido víctimas de nuestro proceder en estos 54 años de guerra, les pido perdón. De una u
otra forma todos somos víctimas de este conflicto”. ‘Kevin’, quien ahora utiliza su nombre de pila, Edilberto Arias, se reunió junto a dos excombatientes más y un funcionario del Ministerio de Ambiente para explicar el proyecto ‘Ambientes para la Paz’, que pretende generar reconciliación en los territorios a partir de la formación de campesinos y campesinas en agroecología y como preservadores del territorio.
“Hay muchos sectores que se quieren apoderar de estos espacios y nosotros queremos que sea la misma comunidad la que se empodere de estos territorios y consiste en que las trochas que utilizábamos para la movilidad se conviertan en senderos para que la gente vea y se apropie de estos paisajes y los cuiden”, afirmó posteriormente, explicando cómo el programa se convertirá en una estrategia para poner en conversación a las comunidades, organizaciones sociales y el estado y, de esta manera caminar hacia la reconciliación en el país a pesare de todas las dificultades por las que está pasando la implementación de los acuerdos de paz entre las Farc y el Gobierno Nacional.
La experiencia que fue socializada en el principal escenario de la versión 13º del Cinexcusa, se presenta como un claro ejemplo de la posibilidad de construir país por fuera de los odios y rencores, por fuera de la economía ilegal, llena de guerra.
Juan Antonio Urbano es un campesino de la zona esmeraldera de Boyacá que hace unos años se juntó con otros campesinos de su mismo territorio y que estaban consientes como él de que la guerra entre esmeralderos o el narcotráfico no los iba a llevar a ningún lado, por lo que iniciaron un proceso de sustitución de cultivos, “nos liberamos de ese sentimiento de echarle la culpa a alguien, esa disculpa tonta donde el alcalde, el líder es de la culpa, eso no permite que asumamos nuestro propio destino. Nos cansamos de esperar y decidimos actuar y ahí nace ese sueño campesino donde el cacao juega un papel fundamental”, llegando articular un proceso no solo local, sino regional y nacional, llamado Distrito Chocolate, “una empresa que nos ha permitido demostrar que el cacao colombiano puede llegar al mercado internacional y competir con los productos de muchos otros países”.
Su intención, es la de construir un país en el que haya verdadera reconciliación, “asumamos con mucha más responsabilidad esa oportunidad que tenemos en el desarrollo del país”, aseguró, agregando además que, en su proceso, “las dificultades son muchas y especialmente los actores de la violencia, son las mayores dificultades, pero creo que la mayor dificultad es el desconocimiento por parte del campesino para crear empresa, cometimos muchos errores, pero aprendimos mucho”. Igualmente sentó una postura, afirmando que no importa cuántas veces quienes no desean que el país se reconcilie y se reconstruya, “quienes creen que matando a los líderes van a apaciguar el liderazgo están equivocados, cuando matan a un amigo líder a uno le da rabia y más ganas de seguir con su proceso”.
La noche llegó de la mano de los corridos prohibidos y el particular, pero concienzudo y documentado análisis de Carlos Páramo, director del Departamento de Antropología de la Universidad Nacional. Con la canción ‘la banda del carro rojo’ de Taxi Orquesta, inició un repertorio que situó a los asistentes en el origen y transformación de los corridos, los corridos prohibidos y los narcocorridos, “uno de los más significativos corridos que ha podido producir la literatura nacional y universal está en la vorágine, no tiene la estructura rítmica, pero sí ideológica de un corrido, que es el corrido de Arturo Cova, tiene los elementos del corrido: el amor, el azar y la violencia”. Según el antropólogo, los corridos se caracterizan por describir el sentir popular y, a pesar de los intentos por utilizarlos como propaganda negra o de evitar que se difundan, siguen perviviendo en las clases populares, “durante las brigadas civicomilitares del general Matallana, que tuvo una sensibilidad especial por la situación cultural, se generó por parte de él la creación de canciones que hablan de las infamias de los bandoleros como estrategia de propaganda negra, peor paradójicamente lo que hizo fue perpetuarlos en la memoria, eso sigue sucediendo en los narcocorridos”.
De esta manera, esos bandoleros a los que se pretendía quitar el apoyo popular, terminaban convirtiéndose en héroes, “lo que es significativo del genero corrido es la capacidad de narrar la memoria con arreglo a unas formas narrativas. Los corridos no son la expresión estética de la cultura del narcotráfico, más bien el narcotráfico ha exacerbado al corrido. No importa si es el narcotraficante, el sicario o el esmeraldero. Más que ser el corrido la forma de contar su historia, es la forma como este permite estructurar su vida, para entender su propia historia. La gente se piensa en clave de corrido y entiende el devenir en clave de corrido”, agregó.
Y es así como, muy a pesar de la imagen que ha sido muy difundida en el país de que los corridos exaltan la vida de los delincuentes, bandoleros o narcotraficantes, para Páramo la realidad es que este deja un precepto moral para quienes lo escuchan, como una forma de decirle que si sigue la vida de quienes son los protagonistas de las historias que narra, va a encontrar la muerte igualmente, “en el corrido lo que uno suele encontrar es paradójicamente un mensaje moral, ‘del polvo se viene y al polvo se va’, no es una apología al narcotráfico, sino que está generando un mensaje de las consecuencias de este estilo de vida”.
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La mirada de Natalia Botero y la memoria en su obturador
Por: Gustavo Patiño
Por el lente de Natalia Botero han pasado casi treinta años de historias. Historias del conflicto colombiano, de despojo y desplazamiento, pero ella con su garbo lleno de la dignidad de una fotógrafa que decide qué contar, determinó hace mucho tiempo que las historias que sus fotos cuenten sean las de la memoria, para nunca olvidar, para hacer catarsis y continuar.
¿Cómo llegas a decidir que la memoria es el principal tema de tus fotografías?
Uno empieza a construir un proceso personal del sentido de hacer fotografía y en esa trayectoria comienza también a pensar lo que uno hace y en esa trayectoria el trabajo mío ha dejado de ser la fotografía de noticias, la fotografía del momento, para volverse entonces relatos de largo aliento donde hay que trabajar el tema de la memoria.
¿Pero ver tanta guerra y conflicto no te ha afectado?
La mayor afectación ha sido que llevo casi treinta años viviendo ante mis ojos el conflicto y cada vez se ve menos clara la posibilidad de que la muerte, el terror y la violencia no sean esos temas cotidianos, que se puedan dejar de hablar en el futuro, sino que se volvieron comunes. Para uno hay una cierta frustración y un cansancio moral, en vez de sanar heridas y solucionarse la situación del país antes se agudiza más y eso me ha generado una desazón profunda.
¿Por qué sigues insistiendo en tu labor?
Quería que la fotografía no se convirtiera en ese mecanismo y esa herramienta para seguir registrando ese dolor, sino que fuera la herramienta para construir esa transformación, ahí es donde me instalo yo, donde más que la herramienta mía, la fotografía se convierta en la herramienta de sanación, de perdón, de reconciliación, mas no de olvido.
¿Cómo crees que nos ha afectado el narcotráfico?
Lo que nos deja el narcotráfico es un cambio cultural muy profundo. Generó la cultura de la plata fácil, de las armas que te dan el poder por encima de cualquier otra cosa y de que ya los jóvenes viven el ‘no futuro’, pues es más fácil tener un arma y generar mucha plata que tener que gastar cinco años en una universidad. Se perdieron los valores y principios, el narcotráfico le hizo un daño inmenso al país, en la corrupción política, en las familias y las formas de vivir; no es algo que se pueda acabar tan fácil, sino que está arraigado en nosotros, en lo que somos.
En cuanto a la fotografía ¿Qué diferencia ves entre la análoga y la digital?
Siento que tuve la posibilidad de aprender la fotografía de un sistema que permite una reflexión, pensar, que te obliga a hacer, que fue el análogo, además de ser un número limitado de fotos, te pone a leer bien la luz, generar una obturación precisa y que es una edición desde la toma. El sistema digital volvió perezosa a la gente y le entorpeció la mirada, porque como mucho se resuelve en programas digitales, entonces hay un facilismo muy perverso que no permite que se construya la imagen desde lo propio que es ella.
¿Y cómo motivas a tus estudiantes a que hagan mejores fotografías?
Yo los motivo a que primero haya una conexión con ellos y con el deseo del hacer, que miren y que observen antes de obturar, para que lo que obturaron y fotografiaron sea lo que quieren hacer. Siempre los animo en que más que pensar que van a tener la fotografía de la ‘chiva’, es que tengan la fotografía buena que quieren llevar.
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Corridos Prohibidos, la narrativa del pueblo
Por: Juan Sebastián Arias Palomá.
“Los corridos son recordatorios, souvenires que reviven hechos puntuales de una sociedad”.
Luego de la Asamblea multiestamentaria de la Universidad Surcolombiana, declarándose en paro permanente indefinido a causa del déficit presupuestal de la educación pública en Colombia; dio inicio un conversatorio nutrido de mucha rítmica norteña, llanera y ranchera, denominados corridos prohibidos.
Conversatorio dirigido por Carlos Páramo, invitado por excelencia del Festival Cinexcusa en su versión 13°. Qué, a partir de la reproducción de corridos para el auditorio expectante, detalló cada composición en busca del relato que inmortalizó un suceso.
Páramo-antropólogo de la Universidad Nacional-acota que los corridos prohibidos encarnan la vida de la persona que vive en la frontera o de aquel personaje que se dedicó al mundo de la ilegalidad. Así, configura un sentido social, visibilizando a todos los actores que albergan una problemática en particular, tanto protagonistas como secundarios.
En Colombia-explica Páramo-los corridos relatan hazañas de guerrilleros liberales de la época como Guadalupe Salcedo o Dumar Aljure. Y, como precedente colombiano, el narcotráfico y la minería ilegal quedarían gravadas en cultos populares a personalidades oscuras para la historia de nuestro país. Como Pablo Escobar, Efraín González, Sangrenegra y José Gonzalo Rodríguez Gacha “El Mexicano” qué, particularmente, grababa su propia historia en corridos de antaño.
“Pensarse la vida como un corrido para entender la historia y no volver a repetirla”
Los corridos al enmarcar un suceso histórico determinado, se convierte en un juicio estético, mencionó una espectadora del evento. Qué, en efecto, Páramo validaría. Porque eficazmente el género trae a colación cada vez que se le repite, un discurso político socialmente excluido, pero que coloquialmente se acepta en el actuar diario de la población descrita.
Finalmente, mientras las luces del recinto perdían fuerza para enfocarse en la proyección de la cinta mexicana Miss Bala (exclusiva del Cinexcusa), Páramo concluye su intervención diciendo: “Los corridos no deben ser calificados como música basura, ya que, al igual que el reguetón, solo relatan y enmarcan la clase de sociedad violenta y sin escrúpulos en la cual cogió vida”.
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