Por: Walter Steven Villabón Trujillo
Todo surge en un café hablando de la selva. Rodeado de personajes como el antropólogo Wade Davis y el escritor Hector Abad Faciolence se iba dando la idea de que El sendero de la anaconda se relacionaba con el agua, el nacimiento y la generación de vida, en donde Davis hablaba de aquel camino que comenzaba desde los Andes hasta el Pacífico. Un sendero donde “todo nace”. Esto se convirtió en un “rivermovie” y sale de la necesidad de mostrarle al público un recorrido difícil de lograr.
Sobre este punto de partida, esta semilla que germinó en película hablaron el cineasta colombiano Alessandro Angulo y el crítico de cine Augusto Bernal.
“Un mundo en el que los exploradores no existen porque todo está explorado”
En ese mundo existe Martin von Hildebrand, alguien que nunca permitió que el éxito se le subiese a la cabeza metiéndose 50 años en el Amazonas, sacando proyectos impensables, manteniéndose allá y siendo capaz de recoger toda la información posible de las etnias, sin perder el sentido social y humano de los personajes con los que se ha relacionado.
Esa esencia de la exploración fue lo que llevó que en un vuelo de Satena, desde el cielo se viese ese “estadio natural” y que Martín se metiese a la selva a buscar esa estructura con un compañero indígena por meses sin nada que comer y beber, hasta que se encontraron con su “puerta” y lo enorme que era esta montaña, del tamaño de Monserrate, con un hueco en todo su centro, donde se veía pura selva y naciesen dos ríos, uno de ellos el Apaporis.
El respeto por lo nuestro
Los indígenas de la región vienen cuidando ese territorio por años, no se habló mucho sobre los minerales que se encontraban ahí, pero una minera canadiense intentó sacar oro de una cascada sagrada. Lo que el documental hizo fue “contar una realidad” que no se conocía y acabando con esa noción de que el colombiano no respeta las cosas.
El Sendero de la Anaconda sirvió para mostrarle a los colombianos esa “Colombia que no conocían” y permitió que este se volviera “el documental colombiano más visto en la historia”, logrando que en Netflix tuviese un buen impacto.
No solo esto, la relación con las comunidades fue muy buena, estas percibían que se quería contar la historia de ellos. Y por eso, para Alessandro Angulo, si no hubiese sido documentalista, seguiría siendo director. Porque en el set él podría estar ahí, “contando historias” y puede decir que si el paraíso existe, existe allá, porque la definición de “paraíso” es ese lugar donde “Uno pueda estar bien”.